Capitulo veintiséis de:
Un pensionista autocaravanista
confinado en casa.
Cuarta parte del viaje a Italia 2019.
Florencia.
Hoy me siento con pocas ganas de poner negro sobre blanco explicando
mis viajes, pero es necesario que lo haga por el bien de mi salud mental y también
para no perder ni una brizna de esperanza de la situación en que nos
encontramos todo los mortales de este mundo maravilloso que teníamos.
Escrito mi estado de ánimos actual intentare centrarme
mentalmente en el sitio y la ciudad que quiero visualizar con mis escritos. Ayer
salíamos de Pisa dirección a Florencia por la carretera SS67 que nos llevaría directos
hacia vuestro próximo destino. Por el camino tampoco teníamos apuntado en la
agenda ningún sitio que nos hiciera hacer un alto en nuestra ruta.
Seguía apretando el calor de cada día pero cuanto más al Sur
de Italia mas apretaba y mientras hacíamos ruta más fuerza cogía de cambiar
completamente de ruta para buscar otro clima más fresquito, y empecemos a
visualizar un lugar como los Alpes, ya que también era la ruta de vuelta hacia
a casa, Barcelona.
Lleguemos a Florencia y hicimos una visita con la Camper
buscando el centro y un sitio para poder aparcar, así que mientras circulábamos
ya vimos el famoso puente que sale en todas las fotos, y por suerte no tardemos
en encontrar una zona para dejar la AC, la dejemos en un sitio precioso donde habían
unas cascadas de agua al pie de una especie de colina que era una zona verde
que por la noche subimos hasta arriba y siguiendo el sonido de la música encontremos
un sitio precioso.
La cima de esta colina es un castillo ya muy derruido pero la
zona muy bien cuidada, en el cual había un gran restaurante con una inmensa
terraza en que se veía la ciudad a tus pies, esas terrazas estaban amenizadas
con música en directo que invitaba a sentarte tomarse una caña y relajarte
viendo pasar el tiempo. Un descubrimiento que lo hicimos con mi nieta
adolescente, la señora no quiso subir aquellas escaleras, tengo que decir que
no le gusta descubrir ni cimas ni lugares donde tenga que hacer un esfuerzo
añadido, es una lástima, ya que se pierde muchas cosas que precisamente son
aquellas que te quedan en la retina y en la mente y días como los que estamos
viviendo son estos sitios, momentos, y visiones que mentalmente aun estas en
aquel lugar mágico.
Pasemos la noche en este mismo lugar y por la mañana después de
desayunar decidimos ir a descubrir esta ciudad maravillosa que es Florencia. Des
de nuestra AC divisábamos el puente Vecchio, este es uno de los más famosos de
los muchos que tiene Florencia ya que le atraviesa el Rio Amo, en el puente se
encuentran las joyerías donde sus escaparates te invitan a parar y mirar todas
aquellas joyas que la mayoría de los mortales no podemos permitirnos y menos
dos pensionistas como somos nosotros.
¡Qué maravilla! Fotos y fotos, de aquí de allá, y no sabíamos ni en que dirección mirar ni cual tomar para seguir asombrándonos. Pongo unas fotos las cuales hablaran más que yo. Decir que tenéis que visitar Florencia una vez en la vida, nosotros seguiremos viajando por el mundo.
Decir que en Florencia decidimos no seguir más hacia el Sur si no que daríamos la vuelta para seguir hacia Venecia pero con la idea ya puesta de buscar el fresquito de los Alpes, así que mañana será otra historia.
Jordi Coch. 17-04-2020.
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