Capitulo catorce de un:
Pensionista autocaravanista
confinado.
En el capitulo anterior hemos visitado la capital de
Portugal, Lisboa. Decir que nos encanto, pero como todas las grandes ciudades
nos cansan, nosotros somos más de pueblos, pueblecitos, montañas y valles, por
raciones obvias, queremos vivir con tranquilidad, aun que de vez en cuando nos
apetece llegar a zonas de costa i disfrutar del ambiente del verano. Dicho esto,
seguimos con nuestra visita por Portugal.
Salimos de Portugal por el Ponte 25 de Abril, espectacular
salida, este puente que atraviesa esta desembocadura del Rio Tajo, que te
confunde y no sabes si es un entrante del Mar. Este puente esta compartido con la
vía ferroviaria, cundo pasas por él, notas el aire aun que sea un día
tranquilo, su piso arrugado te llega a los oídos haciendo un ruido que no sabes
de qué se trata, su altura es espectacular. En mi viaje a Noruega he pasado
muchos puentes, pero este de Portugal tiene su particularidad.
Seguimos dirección Sur para visitar Setúbal. Esta parte de
Portugal tiene muchos encantos, si tuviéramos que hacer una comparación es como
la Manga del Mar Menor, su paisaje se confunde las Marinas con la costa nunca
llegas a observar un horizonte claro. En cuanto su composición de pueblo
podemos decir que está repleto de puertos con amarres de barcas y todo tipo de embarcaciones.
Los que estamos acostumbrados a vivir en la costa Mediterránea ya estamos
acostumbrados a este tipo de litorales, los cuales también los encontramos muy
explotados y poco humanos y menos como espacios naturales.
Setúbal tiene una parte de su litoral como reserva natural
esto nos complace es la Reserva Natural de Estuario de Sado, la cual tiene la
forma de una concha pero sin playas.
Una vez dejado atrás la costa, nos dirigimos hacia el
interior para hacer una parada en la ciudad de Évora. Ciudad con edificios
llanos, donde ninguno se levanta más que el campanario de la Iglesia. Esta manera
de planificación urbana nos parece más humano y no la especulación urbanística de
rascacielos. Évora tiene vestigios románicos con castillo incluido, sus calles
son ruidosas con ambientes de copeos destinado a los ambientes de tertulias,
este tipo de ciudades las cuales personalmente las considero que son pueblos
grandes, que no te aburres, que sales y paseas, compras, disfrutas de la vida
en la calle.
Mientras estábamos en este pueblo grande, Évora, nos pillo la
curiosidad de llegar hasta la punta más al Sur de Portugal, así que acto
seguido nos pusimos dirección el faro de Cabo de Saö Vicente.
Este lugar es como su nombre indica un Faro, pero también es
algo más, una fortaleza rodeada de acantilados. Cuando lleguemos alrededor del
medio día estaba lleno de AC, pudimos aparcar al lado de la fortaleza de culo
al acantilado salvados por un muro, vistas impresionantes del Mar, dirección a
tierra coches y AC, también una tierra inhóspita antes de llegar al faro una carretera
que parece el desierto, pero con ilusión y ganas de descubrir todo tiene otra
mirada, todo es fantástico.
No dormimos en este lugar solo echemos medio día, así que
arrancamos dirección a la salida de Portugal, dirección a Andalucía. Pero esto será
en el próximo capítulo.
Jordi Coch.
04-04-2020.
Si el norte de Portugal es bello el sur es espectacular, por su clima y gastronomia tiene mucha similitud con Andalucia
ResponEliminaA mi me gusto bastante todo Portugal, la he hecho dos veces pero todavia nos falta conocerla más
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